LA ESTRATIFICACIÓN DEL UNIVERSO LABORAL POR GENERO,
ETNICIDAD Y CLASE
Por Ignacio A. Vargas
Morales
“El cambio sustancial y sostenible de la distribución
de recursos y oportunidades implica tanto la recomposición del mercado de
trabajo y por tanto, de los flujos de ingreso laboral como la distribución
directa vía políticas sociales de las riquezas generadas por el país” (Wanderley,
F. Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. (p. 145). Revista Umbrales No. 18. 2008.
La Paz, Bolivia: Plural editores CIDES – UMSA.), el cambio de las estructuras
firmemente marcadas por la raza (etnicidad), clase social y el género
permitirán un crecimiento en la oportunidad laborales para muchas mujeres,
estos paradigmas solo frenaron el crecimiento profesional de muchas mujeres
capaces de demostrar habilidades y conocimientos intelectuales en ámbitos
laborales el fortalecimiento e incentivo de dichas oportunidades generan un
mayor flujo económico y bienestar para grupos sociales excluidos.
“Enfrentamos dos desafíos centrales en la agenda
socio-laboral: la generación de más y mejores empleos para hombres y mujeres,
indígenas y no indígenas y la expansión de la cobertura pública-formal de la
protección social que ha recaído sobre las familias, comunidades y el mercado” (Wanderley,
F. Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. (p. 146). Revista Umbrales No. 18. 2008.
La Paz, Bolivia: Plural editores CIDES – UMSA.), el concepto de más y mejores
empleos van de la mano con la condicionante de que los beneficios sociales sean
iguales tanto para hombres como para mujeres, la equivalencia de remuneración
debe estar en función a la meritocracia enfocándose en la capacidad y formación
de la persona y no juzgar por el género para determinar el salario.
La desigualdad entre ricos y pobres como brecha de
clase social a lo largo de las décadas de la historia demostraron que la
primera clase tiene mayores oportundidades laborales formales donde de alguna
manera se recibía una remuneración estándar para cierta carga de trabajo, en
contraposición a la segunda clase que impulsaba a la generación de trabajo
informal, sin derechos ni una remuneración fija en función a una carga laboral.
Actualmente podemos observar que el trabajo informal es el mas desprotegido y comúnmente
es la opción viable a la cual se inclinan muchas familias y mujeres principalmente
para dar sostén a la economía familiar, desde lavar ropa, cuidar niños, hasta
vender en situaciones demasiada precarias a la intemperie acompañadas en muchas
situaciones de sus hijos recién nacidos, luchando por el “pan de cada día”.
Fuente: Nueve de 10 mujeres tienen trabajo precario
disponible en http://www.laprensa.com.bo/diario/actualidad/economia/20120918/nueve-de-10-mujeres-tienen-trabajo-precario_34055_54452.html
Las condiciones laborales de la mujer en Bolivia son
precarias. De cada 10 sólo una tiene un empleo de buena índole, según una
encuesta que realizó el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario
(CEDLA), es en esta razón que las brechas sociales demarcan un accionar muy
peligroso para las mujeres principalmente.
El impulso de políticas sociales para el bienestar de las
mujeres en el tema laboral deben ser muy bien monitoreadas y evaluadas, puesto
que muchas iniciativas solo fueron ilusiones o en muchos casos solo quedaba en
el nombre de proyecto y cuando se verificada el resultado buscado era contrario
a lo que estaba escrito en el papel.
BIBLIOGRAFÍA
La Prensa, 18 de septiembre del 2012, Nueve de 10 mujeres
tienen trabajo precario disponible en: http://www.laprensa.com.bo/diario/actualidad/economia/20120918/nueve-de-10-mujeres-tienen-trabajo-precario_34055_54452.html
Wanderley, F. (2008).
Revista Umbrales No. 18. La Paz, Bolivia: Plural editores CIDES – UMSA.
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